La bodega
El tiempo y la temperatura son dos factores que influyen mucho en la calidad de un vino.
Desde el principio de los tiempos se procuró tener el vino salvaguardado de las altas temperaturas y la luz y en unas condiciones óptimas de humedad. Nuestra bodega primitiva, una bodega del siglo XIII, tenía todos los argumentos necesarios y, de hecho, sigue teniendo, para conservar y madurar grandes vinos.
Tradición y evolución en armonía
Esta antigua bodega, en la cual recibimos a las visitas enológicas, nos ha dado muchas alegrías y de ella hemos aprendido cómo elaborar y cómo madurar y conservar nuestros vinos a lo largo del tiempo.
De hecho, la segunda construcción estaba basada en la experiencia que nuestros ancestros habían tenido en la bodega primitiva, y la construcción de nuestra última bodega ha sido la consecuencia de todo lo que hemos aprendido de las dos anteriores.
Unir la tecnología moderna con el saber aprendido de nuestros antepasados hace que nuestros vinos conserven el carácter de siempre adaptado a la gente de ahora. Tiempo, silencio y reposo es lo que ofrecen nuestras bodegas a nuestros vinos, justo lo necesario para elaborar un vino que sea capaz de mejorar el momento.
